Esta cuestión se puede abordar desde dos lados: actúa en el sentido de «cómo funciona», o sobre qué principios opera y funciona en el sentido de «qué efectos produce». En el primer sentido, el consultor recoge la información  y la analiza. Así es como funciona: se recopila la información, se analiza y se realizan los cambios necesarios. Todo esto de acuerdo con el conocimiento y experiencia del consultor. Este conocimiento y experiencia son cruciales aquí, porque si consideramos el Feng Shui desde este ángulo, debemos tener en cuenta las técnicas y fórmulas propias de cada escuela. «Funciona» en este sentido sería todo lo que tendríamos que hacer cuando realizamos la consulta.

Sin embargo, cuando decimos que tenemos «buen Feng Shui», generalmente nos referimos a otra cosa. Queremos decir que tenemos buena energía en casa o en la oficina, que las estrellas nos favorecen, que nos va bien, que tenemos una buena vida…

Pensamos en el efecto, no en el funcionamiento.

¿Es correcta esta expresión?

En realidad no, porque el Feng Shui no es energía, es una herramienta para leer la energía.

La energía es energía y, como tal, puede tener un efecto beneficioso – la llamamos Chi – o no, y entonces se llama Sha. En este sentido, sería más correcto decir «buena energía» o «mala energía», simplemente así.

Si alguien me pregunta cómo «funciona» el Feng Shui, siempre respondo.  Bien o Mal.

Porque el Feng Shui es una herramienta y funciona bien o no. La clave para mí es que el «funcionamiento» del Feng Shui en este sentido se puede ver  y sentir en los cambios que aparecen tras la consulta. Si los cambios son como se esperaba, son positivos y bienvenidos, entonces el Feng Shui funciona bien. El análisis y modificación del espacio han dado resultados positivos :D

Entonces podemos decir con seguridad que tenemos un buen Feng Shui, es decir, tenemos una buena herramienta y los resultados de su funcionamiento nos hacen felices.

Ejemplo:

Lo mismo ocurre, por ejemplo, con el agua. El agua en sí misma, al igual que la energía, y dependiendo del entorno, cambia cualitativamente. Puede estar limpia, ser de un manantial y también puede estar más o menos contaminada. Puede ser fuente de vida o destructiva. Pero sigue siendo agua en sí misma. Cuando queremos adaptarla a nuestras necesidades, realizamos acciones específicas, por ejemplo, la limpiamos, la congelamos, la almacenamos o la soltamos. Y solo entonces, al observar los cambios que se han producido, podemos decir Sí, nos gustan o no. No hemos cambiado el agua en sí, pero al usar sus propiedades, hacemos que funcione a nuestro favor. Solo entonces podremos decidir si lo que hemos aplicado es bueno o malo para nosotros.

En mi opinión, la frase «buen Feng Shui» es absolutamente correcta, pero solo en el sentido de que tenemos una buena herramienta para leer y modificar la energía. Su «acción» da efectos visibles y produce cambios positivos en nuestras vidas y entonces podemos decir con seguridad que tenemos un buen Feng Shui. No se puede decir que hay Feng Shui «bueno» o «malo» en alguna parte antes de aplicar cualquier consejo sobre este tema. Entonces cada lugar simplemente tiene su propia energía, que es favorable para los habitantes o no.
A veces sucede que compramos un piso o un local a alguien que le va muy bien en su vida profesional. Pensamos que este sitio tiene que tener buen Feng Shui. Asi que creemos que también a nosotros nos va a ir bien, y resulta que a nosotros no nos funciona, nos va  completamente cuesta arriba. Sin ni tan siquiera haber hecho grandes cambios en el espacio. Porque, enfatizo, el Feng Shui primero debe usarse y aplicarse para poder decir si es bueno o no. Y porque la misma energía no funciona igual de favorable para todos.

Te recomiendo de todo corazón que explores las energías de tu entorno. ¿Cómo hacerlo? Echa un vistazo a tu propia vida y la de tus seres queridos. ¿Qué eventos y situaciones se repiten y no hay nada que puedas hacer al respecto? ¿Dónde, esta, es decir, en que sitio se llevan mejor los miembros de la familia o los empleados, o por el contrario, donde discuten? ¿Dónde te gusta más quedarte dormido? ¿Quizás en el escritorio o en el sofá frente al televisor? ¿Dónde piensas sobre el trabajo? ¿Quizás en la cama? ¿Has movido recientemente tus cosas favoritas o muebles? Cualquier cambio de decoración es un poco parecido a usar Feng Shui. Cambiar decoraciones, reconstruir, renovar, incluso trasladar la cama o las fotos familiares a un nuevo sitio, afecta las energías. Observa si ¿los cambios introducidos son favorables? Como escribí, → las energías siempre están a nuestro alrededor y no desaparecen cuando no las conocemos o negamos su existencia. Al observar conscientemente lo que te sucede, puedes descubrir cuál es su calidad. También puedes modificarlas conscientemente. Al introducir el elemento Feng Shui en tu vida, este va a tener un impacto en los eventos cuyo cambio estaba anteriormente fuera de tu alcance. Entonces puedes decir sin miedo: «Tengo un buen Feng Shui».